Querido hermano costalero en el Señor:
Mucho tiempo ha pasado desde aquella Semana Santa del año 1.978, primera ocasión que Jesús Nazareno es portado por los propios hermanos de su corporación.
Muchos hemos sido a los que nos ha enamorado el sentir la Santa Imagen de Nuestro Señor en nuestra propia cerviz, y os puedo asegurar, que menos aquellos que disfrutan ya de su presencia en el cielo, ninguno olvidaremos el paso por sus trabajaderas, es más, siempre permanecerá su fuerza dentro nuestro corazón.
Fuimos verdaderos privilegiados mientras allí permanecimos y hoy, querido costalero, te ha tocado a ti serlo.
Deseo que valores lo importante que es ser miembro de su cuadrilla, lo importante que es ser su portador, el orgullo que supone, y el crédito que ello reporta.
Espero que te prepares para ser el mejor costalero, que todo el mundo reconozca tu valía, que seas el ejemplo de todo el que llamarse Costalero quiera y el espejo de aquellos que aspiren a serlo. Que tu trabajo, exigencia y ambición sean tu prioridad, y tu perseverancia y firmeza sean digna de elogio.
Pero quiero ir mas lejos, si ahí te quedas, no pasaras de lo secular y mundano, nada tendrá sentido, si tu medalla no hierve en tu pecho, si no participas en que Jesús Nazareno sea el más alabado y ensalzado desde tu hermandad, que el racheo de tu zapatilla haga temblar el mundo y todos escuchen tu voz como seguidor del Señor, que tu día a día te defina, llevalo siempre en tu alma, síguelo estés donde estés.
Y así conseguiremos esa cuadrilla anhelada, esa cuadrilla modelo, donde se compense la frialdad y el ardor, la destreza y la pasión, la pericia y el entusiasmo, y donde el justo equilibrio lo ponga Nuestro Padre Jesús Nazareno.
José Carlos Martínez García
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