Para todos los hermanos costaleros de Mª Santísima de la Amargura
ORACIÓN DEL COSTALERO
Madre mía de la amargura, que yo soy tu costalero
... Que la última igualá ya fue y me voy acercando al templo.
Que los nervios se me salen y que revientan mi cuerpo,
deseo tanto llevarte que no sé ni lo que quiero.
Madre mía de la Amargura, que yo soy tu costalero...
Ya estamos en el templo debajo del paso en silencio.
Nuestra alma te reza y nuestro cuerpo está tenso.
Sonó el martillo y te llevamos al cielo.
Madre mía de la Amargura, que yo soy tu costalero...
Con pasito corto, sin movimiento, vamos despacito
cruzando la puerta del mismo cielo aliviando tu pena
Madre del Nazareno, para enseñarte a tu pueblo
que lleva un año sufriendo sin ver tu cara divina
y sentir tu amor sincero.
Madre mía de la Amargura, que yo soy tu costalero...
Ya estamos en la calle con paso valiente,
siempre de frente meciéndote muy suave.
Para dormirte al momento, que la noche es muy larga,
y aliviar tu sufrimiento. Es mi deseo sincero.
Madre mía de la Amargura, que yo soy tu costalero...
Pasamos carrera oficial y mi cuerpo está maltrecho,
las rodillas se me doblan, ¡cómo me pesa el madero!
La trabajadera me clava y mi cuerpo cae al suelo.
¡Madre mía, ayúdame que yo soy tu costalero!
Madre, ¿qué me pasa? ¿Qué es lo que estoy sintiendo?
Son tus lágrimas de amor que van penetrando en mi cuerpo.
Las rodillas me sostienen y ya no me pesa el madero
la trabajadera es una pluma y te llevamos al cielo.
Madre mía de la Amargura, que yo soy tu costalero...
Estamos en Plaza Niña y tu cara está sonriendo
al ver a ese puñado de ángeles que te cantan desde el mismo cielo.
Pequeñas flores de este jardín eterno
que sólo te dan amor ellas y tus costaleros.
Madre mía de la Amargura, que yo soy tu costalero...
Nuestra Madre de la Esperanza está nerviosa por verte
que lleva dos años esperando para poder abrazarte
te llevamos madre mía con nuestro amor,
dándote nuestro esfuerzo y nuestras gotas de sudor.
Madre mía de la Amargura, que yo soy tu costalero...
Ya estamos en Placeta Calle Marina, delante una tras otra saeta
esa oración desgarrante, madre mía, que es para aliviar tu pena tan grande
con nuestro paso tan suave, firme y pa'lante como si andaras en el cielo
entre nubes y azahares, madre mía...
Y ya estamos en la entrada, madre mía.
No quiero que esto termine, llévame contigo al cielo
que este instante perdure hasta el fin de los mismos tiempos.
Poquito a poco subimos y entramos en tu casa de nuevo.
Madre mía de la Amargura, que yo soy tu costalero...
Ahí quedó, paso al suelo, se hace el silencio total
y yo me abrazo al madero. Mi corazón satisfecho
por el trabajo bien hecho deseando que llegue otra vez
el momento de llevarte de nuevo.
¡Dios mío, madre mía cómo te quiero!
Madre mía de la Amargura,
Contigo hasta el cielo.
Fco Borrero, Capataz.
ORACIÓN DEL COSTALERO
Madre mía de la amargura, que yo soy tu costalero
... Que la última igualá ya fue y me voy acercando al templo.
Que los nervios se me salen y que revientan mi cuerpo,
deseo tanto llevarte que no sé ni lo que quiero.
Madre mía de la Amargura, que yo soy tu costalero...
Ya estamos en el templo debajo del paso en silencio.
Nuestra alma te reza y nuestro cuerpo está tenso.
Sonó el martillo y te llevamos al cielo.
Madre mía de la Amargura, que yo soy tu costalero...
Con pasito corto, sin movimiento, vamos despacito
cruzando la puerta del mismo cielo aliviando tu pena
Madre del Nazareno, para enseñarte a tu pueblo
que lleva un año sufriendo sin ver tu cara divina
y sentir tu amor sincero.
Madre mía de la Amargura, que yo soy tu costalero...
Ya estamos en la calle con paso valiente,
siempre de frente meciéndote muy suave.
Para dormirte al momento, que la noche es muy larga,
y aliviar tu sufrimiento. Es mi deseo sincero.
Madre mía de la Amargura, que yo soy tu costalero...
Pasamos carrera oficial y mi cuerpo está maltrecho,
las rodillas se me doblan, ¡cómo me pesa el madero!
La trabajadera me clava y mi cuerpo cae al suelo.
¡Madre mía, ayúdame que yo soy tu costalero!
Madre, ¿qué me pasa? ¿Qué es lo que estoy sintiendo?
Son tus lágrimas de amor que van penetrando en mi cuerpo.
Las rodillas me sostienen y ya no me pesa el madero
la trabajadera es una pluma y te llevamos al cielo.
Madre mía de la Amargura, que yo soy tu costalero...
Estamos en Plaza Niña y tu cara está sonriendo
al ver a ese puñado de ángeles que te cantan desde el mismo cielo.
Pequeñas flores de este jardín eterno
que sólo te dan amor ellas y tus costaleros.
Madre mía de la Amargura, que yo soy tu costalero...
Nuestra Madre de la Esperanza está nerviosa por verte
que lleva dos años esperando para poder abrazarte
te llevamos madre mía con nuestro amor,
dándote nuestro esfuerzo y nuestras gotas de sudor.
Madre mía de la Amargura, que yo soy tu costalero...
Ya estamos en Placeta Calle Marina, delante una tras otra saeta
esa oración desgarrante, madre mía, que es para aliviar tu pena tan grande
con nuestro paso tan suave, firme y pa'lante como si andaras en el cielo
entre nubes y azahares, madre mía...
Y ya estamos en la entrada, madre mía.
No quiero que esto termine, llévame contigo al cielo
que este instante perdure hasta el fin de los mismos tiempos.
Poquito a poco subimos y entramos en tu casa de nuevo.
Madre mía de la Amargura, que yo soy tu costalero...
Ahí quedó, paso al suelo, se hace el silencio total
y yo me abrazo al madero. Mi corazón satisfecho
por el trabajo bien hecho deseando que llegue otra vez
el momento de llevarte de nuevo.
¡Dios mío, madre mía cómo te quiero!
Madre mía de la Amargura,
Contigo hasta el cielo.
Fco Borrero, Capataz.
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